martes, 1 de noviembre de 2011

JUSTICIA. PORQUE VOY AL PADRE, Y NO ME VERAN MAS

Las cuatro reglas de la justicia
La Justicia Consiste en Redención de la Salud y la muerte. Solamente Dios nos puede redimir, de la enfermedad, la vejez y la mortandad.
2º Compadecer-se de viudas, huérfanos enfermos y pobres en su angustia.
3º Hacer que el asesino se arrepienta. Y tener el deseo de restaurar su delito.
4º El asesino voluntario, que no se arrepiente. Acarreará juicio.
La ley dice, es culpable de condena, el homicidio voluntario. Porque, es un trasgresor, de la ley. Así como, los que lo justifican, son cómplices del delito.
La ley dice. No matarás, ni hacer mal, al prójimo. Ni desear, lo que le pertenece a tu semejante.
Dios no pretendía causar la muerte. Aviso y predicó a Adán. Para que no comieran el fruto del bien y del mal. Para no sucumbir a la muerte.
Dios tampoco pretendía que Caín se hiciese un asesino. Y también predico a Caín. Y le aviso, cuándo Caín fue dominado, por El Deseo de Matar a su hermano.

Cuándo Dios Desterró a Caín. Destituido de la presencia de Dios.
Caín le pidió a Dios de Protección, de modo que nadie le Mataría.
Dios le concedió su petición. Para evitar la ira, de la venganza. Y ser Ejecutado, por la muerte de su hermano.
Justicia, porque voy al Padre, y no me verán más
Caín y Abel

Génesis 4:4. 1 Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová he adquirido varón. 2 Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra.
3 Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. 4 Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; 5 pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante.
Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? 7 Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú ¿te enseñorearás de él?
8 Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató.
9 Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?10 Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra.11 Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. 12 Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza; errante y extranjero serás en la tierra.
13 Y dijo Caín a Jehová: Grande es mi castigo para ser soportado. 14 He aquí me echas hoy de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré errante y extranjero en la tierra; y sucederá que cualquiera que me hallare, me matará.
15 Y le respondió Jehová: Ciertamente cualquiera que matare a Caín, siete veces será castigado. Entonces Jehová puso señal en Caín, para que no lo matase cualquiera que le hallara.
16 Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó en tierra den Nod, al oriente de Edén.

La justicia en el cordero de Dios
Dios nos da la justicia. Con la Resurrección. Por la muerte de Abel, y de todos los Mártires. Que demostraron su fe, en el sacrificio del cordero de Dios.
Restituyen-do, sus vidas en un cuerpo inmortal y perfecto. Y un mundo bueno, dotado de hermosura. Y apartado de todo el mal. Donde la justicia de Dios, es eterna.
Y Dios envió a su hijo. Su Imagen y Semejanza. Por su gran misericordia y bondad, no merecida. Para que todos alcancemos la justicia divina.

Con él tenemos la justicia divina y la restauración, de nuestros cuerpos y nuestras almas. Él nos enseña, para heredar el Espíritu Santo. Así nosotros también, podemos llegar a ser hijos de Dios. Para la gloria de Dios, nuestro Padre Eterno.
En Justicia. Me voy a mi Padre, y ya no me verán. Debido a que su cuerpo y su sangre, Jesús la entregó para la vida del mundo.
Jesucristo, la justicia divina de Dios. Restaurado en gloria. Como Él Hijo, unigénito de Dios.
Así como nuestro Dios el Padre. Es un Espíritu eterno. También su hijo Jesucristo.

Y ahora está sentado, a la derecha del Padre. Y nadie Puede Verle. A, a no ser, que se manifieste. Especialmente a los que dan testimonio, de Dios Padre y de Jesucristo su Hijo. Por el Espíritu Santo.
Jesús a Nicodemo
Juan (3:16) "Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.
17 Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.
18 El que cree en él no es condenado, pero el que no cree ya está condenado por no haber creído en el nombre del Hijo unigénito de Dios.

19 Ésta es la causa de la condenación: que la luz vino al mundo, pero la humanidad prefirió las tinieblas a la luz, porque sus hechos eran perversos.
20 Pues todo el que hace lo malo aborrece la luz, y no se acerca a ella por temor a que sus obras queden al descubierto.
21 En cambio, el que practica la verdad se acerca a la luz, para que se vea claramente que ha hecho sus obras en obediencia a Dios.
La unidad del espíritu
Efesios 4:1 Por eso yo, que estoy preso por la causa del Señor, les ruego que vivan de una manera digna del llamamiento que han recibido, 2 siempre humildes y amables, pacientes, tolerantes unos con otros en amor.
3 Trabajen por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz.
4 Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también fueron llamados a una sola esperanza; 5 un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo; 6 un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos y por medio de todos y en todos.
7 Pero a cada uno de nosotros se nos ha dado gracia en la medida en que Cristo ha repartido los dones.
8 Por esto dice: "Cuando subió a lo alto, llevó consigo a los cautivos y dio dones a los hombres."
9 (¿Qué quiere decir eso de que "subió", sino que también descendió a las partes bajas, o sea, a la tierra?
10 El que descendió es el mismo que subió por encima de todos los cielos, para llenarlo todo.
11 Él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; y a otros, pastores y maestros, 12 a fin de capacitar al pueblo de Dios para la obra de servicio, para edificar el cuerpo de Cristo.
13 De este modo, todos llegaremos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a una humanidad perfecta que se conforme a la plena estatura de Cristo.

14 Así ya no seremos niños, zarandeados por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de enseñanza y por la astucia y los artificios de quienes emplean artimañas engañosas.
15 Más bien, al vivir la verdad con amor, creceremos hasta ser en todo como aquel que es la cabeza, es decir, Cristo.
16 Por su acción todo el cuerpo crece y se edifica en amor, sostenido y ajustado por todos los ligamentos, según la actividad propia de cada miembro.
1 Pedro 5:10) Pero el Dios de toda gracia, que nos bendice. A su eterna gloria en Cristo Jesús. Después de sufrir un poco de tiempo. Cristo nos restaura fuertes, firmes y estables.
Jesús el pan de la vida
Juan 6: 25 Cuando lo encontraron al otro lado del lago, le preguntaron: --Rabí, ¿cuándo llegaste acá?
26 --Ciertamente les aseguro que ustedes me buscan, no porque han visto señales, sino porque comieron pan hasta llenarse.
27 Trabajen, pero no por la comida que es perecedera, sino por la que permanece para vida eterna, la cual les dará el Hijo del hombre. Sobre éste ha puesto Dios el Padre su sello de aprobación.
28 --¿Qué tenemos que hacer para realizar las obras que Dios exige? --le preguntaron.
29 --Ésta es la obra de Dios: que crean en aquel a quien él envió --les respondió Jesús.
30 --¿Y qué señal harás para que la veamos y te creamos? ¿Qué puedes hacer? --insistieron ellos--.
31 Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, como está escrito: 'Les dio a comer pan del cielo.'
32 --Ciertamente les aseguro que no fue Moisés el que les dio a ustedes el pan del cielo --afirmó Jesús--. El que da el verdadero pan del cielo es mi Padre.
33 El pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo.
34 --Señor --le pidieron--, da-nos siempre ese pan.
35 --Yo soy el pan de vida --declaró Jesús--. El que a mí viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed.
36 Pero como ya les dije, a pesar de que ustedes me han visto, no creen.
37 Todos los que el Padre me da vendrán a mí; y al que a mí viene, no lo rechazo.
38 Porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad sino la del que me envió.
39 Y ésta es la voluntad del que me envió: que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el día final.
40 Porque la voluntad de mi Padre es que todo el que reconozca al Hijo y crea en él, tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final.
41 Entonces los judíos comenzaron a murmurar contra él, porque dijo: "Yo soy el pan que bajó del cielo."
42 Y se decían: "¿Acaso no es éste Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo es que sale diciendo: 'Yo bajé del cielo'?"
43 --Dejen de murmurar --replicó Jesús--.
44 Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me envió, y yo lo resucitaré en el día final.
45 En los profetas está escrito: 'Todos serán enseñados por Dios.' En efecto, todo el que escucha al Padre y aprende de él, viene a mí.
46 Al Padre nadie lo ha visto, excepto el que viene de Dios; sólo él ha visto al Padre.
47 Ciertamente les aseguro que el que cree tiene vida eterna.

48 Yo soy el pan de vida.
49 Los antepasados de ustedes comieron el maná en el desierto, y sin embargo murieron.
50 Pero éste es el pan que baja del cielo; el que come de él, no muere.
51 Yo soy el pan vivo que bajó del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá para siempre. Este pan es mi carne, que daré para que el mundo viva.
52 Los judíos comenzaron a disputar acalorada-mente entre sí: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?"
53 --Ciertamente les aseguro --afirmó Jesús-- que si no comen la carne del Hijo del hombre ni beben su sangre, no tienen realmente vida.
54 El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final.
55 Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.
56 El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él.
57 Así como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, también el que come de mí, vivirá por mí.
58 Éste es el pan que bajó del cielo. Los antepasados de ustedes comieron maná y murieron, pero el que come de este pan vivirá para siempre.
Jesús afirmó -. El que da el verdadero pan del cielo es mi padre. 33 El pan de Dios es el que
baja del cielo y da la vida al mundo. 35 - Yo soy el pan de vida - declaro Jesús -. El que a mí viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed.
Juan 1: 18 Nadie ha visto a Dios. El Hijo Unigénito, que está en el seno del Padre. Él nos lo ha dado un conocer.
Jesús ora por sus discípulos
Juan 17 Después que Jesús dijo esto, dirigió la mirada al cielo y oró así: "Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti, 2 ya que le has conferido autoridad sobre todo mortal para que él les conceda vida eterna a todos los que le has dado.
3 Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado.
4 Yo te he glorificado en la tierra, y he llevado a cabo la obra que me encomendaste.
5 Y ahora, Padre, glorifícame en tu presencia con la gloria que tuve contigo antes de que el mundo existiera.
6 "A los que me diste del mundo les he revelado quién eres. Eran tuyos; tú me los diste y ellos han obedecido tu palabra.
7 Ahora saben que todo lo que me has dado viene de ti, 8 porque les he entregado las palabras que me diste, y ellos las aceptaron; saben con certeza que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.
9 Ruego por ellos. No ruego por el mundo, sino por los que me has dado, porque son tuyos.
10 Todo lo que yo tengo es tuyo, y todo lo que tú tienes es mío; y por medio de ellos he sido glorificado.
11 Ya no voy a estar por más tiempo en el mundo, pero ellos están todavía en el mundo, y yo vuelvo a ti. "Padre santo, proteges con el poder de tu nombre, el nombre que me diste, para que sean uno, lo mismo que nosotros.
12 Mientras estaba con ellos, los protegía y los preservaba mediante el nombre que me diste, y ninguno se perdió sino aquel que nació para perderse, a fin de que se cumpliera la Escritura.
13 "Ahora vuelvo a ti, pero digo estas cosas mientras todavía estoy en el mundo, para que tengan mi alegría en plenitud.
14 Yo les he entregado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
15 No te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno.
16 Ellos no son del mundo, como tampoco lo soy yo.
17 Santificarlos en la verdad; tu palabra es la verdad.
18 Como tú me enviaste al mundo, yo los envío también al mundo.
19 Y por ellos me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santifica-dos en la verdad.
20 "No ruego sólo por éstos. Ruego también por los que han de creer en mí por el mensaje de ellos,
21 para que todos sean uno. Padre, así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.
22 Yo les he dado la gloria que me diste, para que sean uno, así como nosotros somos uno:
23 yo en ellos y tú en mí. Permite que alcancen la perfección en la unidad, y así el mundo reconozca que tú me enviaste y que los has amado a ellos tal como me has amado a mí.
22 Yo les he dado la gloria que me diste, para que sean uno, así como nosotros somos uno:
24 "Padre, quiero que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy. Que vean mi gloria, la gloria que me has dado porque me amaste desde antes de la creación del mundo.
25 "Padre justo, aunque el mundo no te conoce, yo sí te conozco, y éstos reconocen que tú me enviaste.
26 Yo les he dado a conocer quién eres, y seguiré haciéndolo, para que el amor con que me has amado esté en ellos, y yo mismo esté en ellos."
Dios ha provisto la justicia a todos los Mártires. En el sacrificio de su propio hijo. Este es el Cordero de Dios, el primero para ser restaurado.
5 Y ahora, Padre, glorifícame en tu presencia con la gloria que tuve contigo antes de que el mundo existiera.
Los mártires en Jesucristo, son las primicias para ser restaurados.
Después los mártires que han puesto su fe en el sacrificio del Hijo de Dios.
Y todos los antecesores que demostraron su fe, en el sacrificio del cordero de Dios.

Siembra del cuerpo terrenal, resurrección del cuerpo espiritual
1 Corintios 15 35 Tal vez alguien pregunte: "¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué clase de cuerpo vendrán?"
36 ¡Qué tontería! Lo que tú siembras no cobra vida a menos que muera.
37 No plantas el cuerpo que luego ha de nacer sino que siembras una simple semilla de trigo o de otro grano.
38 Pero Dios le da el cuerpo que quiso darle, y a cada clase de semilla le da un cuerpo propio.
39 No todos los cuerpos son iguales: hay cuerpos humanos; también los hay de animales terrestres, de aves y de peces.
40 Así mismo hay cuerpos celestes y cuerpos terrestres; pero el esplendor de los cuerpos celestes es uno, y el de los cuerpos terrestres es otro.
41 Uno es el esplendor del sol, otro el de la luna y otro el de las estrellas. Cada estrella tiene su propio brillo.
42 Así sucederá también con la resurrección de los muertos. Lo que se siembra en corrupción, resucita en incorrupción; 43 lo que se siembra en degradación, resucita en gloria; lo que se siembra en debilidad, resucita en poder; 44 se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual. Si hay un cuerpo natural, también hay un cuerpo espiritual.
45 Así está escrito: "El primer hombre, Adán, fue hecho un ser viviente"; el último Adán, un Espíritu que da vida.

46 No vino primero lo espiritual sino lo natural, y después lo espiritual.
47 El primer hombre era del polvo de la tierra; el segundo hombre, del cielo.
48 Como es aquel hombre terrenal, así son también los de la tierra; y como es el celestial, así son también los del cielo.
49 Y así como hemos llevado la imagen de aquel hombre terrenal, llevaremos también la imagen del celestial.
50 Les declaro, hermanos, que el cuerpo mortal no puede heredar el reino de Dios, ni lo corruptible puede heredar lo incorruptible.
51 He aquí, os digo un misterio que les voy a revelar: No todos moriremos, pero todos seremos transformados, 52 en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, al toque final de la trompeta. Pues sonará la trompeta y los muertos resucitarán con un cuerpo incorruptible, y nosotros seremos transformados.
53 Porque lo corruptible tiene que vestirse de lo incorruptible, y lo mortal, de inmortalidad.
54 Cuando lo corruptible se vista de lo incorruptible, y lo mortal, de inmortalidad, entonces se cumplirá lo que está escrito: "La muerte ha sido devorada por la victoria."
55 "¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?"
56 El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley.
57 ¡Pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!
Las obras de la vida. Hacer justicia al huérfano, y la viuda. Y a los pobres y enfermos. En esta ley principal de Dios. Esta es una razón humanitaria. Necesitamos estar en unión con Dios nuestro Creador. Para prevenir y evitar la decadencia moral, la marginación, la de-generación, la incredulidad y la indiferencia. Estos son nuestros deberes familiares y políticos.
La tercera regla de la justicia es la bondad y la misericordia de Dios. Manifiesta en la predicación para el arrepentimiento.
Por su eterna gloria, al Dios y Padre Eterno, en Su Hijo Jesucristo. Sean la alabanza, con acción de gracias, por los siglos Amén.
Tanto el Padre eterno, como el Mesías, son seres espirituales. Y debemos adorarles en espíritu y en verdad. Con verdadero arrepentimiento, y la fe en el Cordero de Dios.
Pero los homicidas voluntarios, que no se arrepienten. Y no tienen fe, en Jesucristo. El Hijo de Dios. Serán culpables de la condenación divina.

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